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Enric Capó Puig (1930-2012). Pastor de la Iglesia Evangélica Española, teólogo y director de Cristianismo Protestante (2000-2011).

Acuerdo sobre el bautismo (Editorial nº 59)

Editorial de Cristianismo Protestante

La Iglesia Española Reformada Episcopal, una de las denominaciones clásicas del protestantismo español, y la Conferencia Episcopal Española han firmado una declaración de reconocimiento recíproco del bautismo. El documento ha sido publicado en la revista “Relaciones Interconfesionales (Septiembre-diciembre 2010), pero no se especifica la fecha de su firma ni las personas físicas que lo hicieron.

El hecho de haber llegado a esta declaración común nos parece importante en este camino del ecumenismo que han emprendido las iglesias y que está dando fruto en muchas partes del mundo. Llegar a acuerdos doctrinales es positivo siempre que no se violente la doctrina propia de cada iglesia participante y se tome la Palabra de Dios como norma y guía de nuestras reflexiones.

Leyendo el documento sentimos una cierta desazón. Advertimos que se hace mucho hincapié en la validez  del bautismo insistiendo en que esta validez depende del “correcto empleo del agua y de las palabras que acompañan el acto bautismal, así como la intención de ministro… la intención del que pide el bautismo…” etc. Véanse, como ejemplo, los puntos 10 al 13 de la Declaración. Todo ello da la impresión de que se considera el bautismo como un rito en cierta manera mágico que requiere las frases  y las formas correctas para que sea válido. Se habla de los efectos del bautismo sin dejar claro que se trata de un signo. La teología evangélica siempre ha afirmado que un sacramento es un signo visible de una gracia invisible. La gracia de Dios es siempre anterior al bautismo y éste sólo certifica que esta gracia nos ha alcanzado. Todo esto queda borroso en la Declaración. Quizás la teología anglicana lo admita, pero en nuestras iglesias protestantes la frase “ex opere operato” aplicada a los sacramentos nos parece totalmente extraña al evangelio.

Otro punto muy discutible de la declaración se refiere a la afirmación, muy claramente afirmada en la teología católica, pero siempre al margen de la teología evangélica, de que por el bautismo “el hombre es liberado del pecado original en el que ha nacido”. Nos resulta muy cuesta arriba aceptar esta interrelación entre bautismo y pecado original. Es cierto que el bautismo nos habla del perdón de los pecados y nos asegura la gracia de Dios sobre nosotros, pero no hay en él una referencia explícita al que, desde San Agustín, ha venido siendo llamado pecado original. El bautismo es un signo que nos asegura del perdón de Dios y de su acción salvadora a favor nuestro, pero de esto no se sigue que  nos lave de una mancha congénita. La práctica del bautismo de niños no se deriva de esta interpretación teológica, sino que se refiere con mucha más claridad a su incorporación a la Iglesia como cuerpo de Cristo. Bíblicamente no parce aceptable afirmar que “los niños nacen con una naturaleza caída y manchada por el pecado original” y que, por tanto, “necesitan el nuevo nacimiento del bautismo”.

Creemos que haber llegado a un acuerdo sobre el bautismo es, como hemos dicho, un hecho positivo, pero nos parece que en esta ocasión la doctrina que los protestantes en general afirmamos no ha quedado suficientemente explícita. Otras declaraciones, como la firmada en Chile en mayo de 1999, siendo mucho más sencillas, derriban obstáculos dejando de lado detalles teológicos que pueden perdurar sin romper la comunión de los unos con los otros. Posiblemente esta Declaración de reconocimiento recíproco del bautismo, aun siendo un importante paso adelante,  no sería aceptable para la mayoría de las iglesias protestantes de España.

Sobre Enric Capó Puig


Enric Capó Puig (1930-2012). Pastor de la Iglesia Evangélica Española, teólogo y director de Cristianismo Protestante (2000-2011).

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