Hemos dado inicio al tiempo litúrgico de Adviento, un tiempo para la reflexión y la acción en clave de esperanza. El Adviento culmina con el recuerdo del nacimiento de Jesús. Un Jesús que sigue naciendo cada día en nuestros corazones, transformándolos en ternura, solidaridad y ayuda mutua.
Como cada año, durante la celebración de la Natividad del Señor, en nuestras comunidades realizamos una colecta dedicada a fines que corresponden con la transformación que la esperanza ha operado en nuestras existencias. La crisis económica que estamos viviendo atraviesa todas nuestras comunidades, afectando a familias y personas que las conforman. De ahí que en esta ocasión las ofrendas que recaudemos el próximo 25 de diciembre irán destinadas a la creación de un fondo solidario para los más necesitados y necesitadas de entre nosotros, y así poder sobrellevar solidariamente el peso de todos ellos. De esa forma trataremos de paliar su escasez con nuestra generosidad fraterna.
Por todo ello, animamos a todas nuestras comunidades a mostrar, como siempre lo han hecho, su generosidad en respuesta a Aquel que, por nosotros y nosotras, se hizo pobre a fin de enriquecernos a todos (2 Cor. 8:1ss).