Ponemos a disposición de los lectores y lectoras de Cristianismo Protestante la meditación** correspondiente al primer día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (18 al 25 de enero de 2013). Consideramos que a través de esta reflexión, que lleva por título “Caminar conversando”, se expresa el sentir, talante y esperanza del movimiento ecuménico del que formamos parte.
Cristianismo Protestante, enero del 2013
Lecturas bíblicas
- Génesis 11,1-9 La historia de Babel y el legado de nuestra diversidad
- Salmo 34,11-18 “¡Venid y escuchadme!”. La invitación de Dios a la conversación
- Hechos 2, 1-12 La efusión del Espíritu, el don del entendimiento
- Lucas 24,13-25 Conversación con Jesús Resucitado por el camino
Caminar humildemente con Dios significa caminar como personas que hablan unos con otros y con el Señor, estando siempre atentos a lo que oímos. Y así empezamos nuestra celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos reflexionando sobre pasajes de la Escritura que hablan de este quehacer fundamental que es la conversación. La conversación ha sido algo primordial para el movimiento ecuménico, al abrir espacios para que aprendamos unos de otros, compartiendo lo que tenemos en común y haciendo que nuestras diferencias salgan a la luz y sean abordadas. Esta es la forma en que se desarrolla el entendimiento mutuo. Los dones que derivan de la búsqueda de la unidad son parte de nuestra vocación fundamental de responder a lo que Dios exige de nosotros: a través de la conversación verdadera se hace justicia y aprendemos la amabilidad. Las experiencias de liberación real en todo el mundo muestran claramente que el aislamiento de las personas a las que se hace vivir en pobreza se supera forzosamente con la práctica del diálogo.
La lectura del Génesis de hoy y la historia de Pentecostés reflejan a la vez algo de este acto humano y su lugar en el plan de liberación de Dios para su pueblo. La historia de la torre de Babel describe en primer lugar cómo es posible realizar grandes empresas cuando no existen barreras lingüísticas. Sin embargo, la historia también narra el modo en que esta capacidad es comprendida como base para la autopromoción: “hacernos famosos” es lo que motiva la construcción de la gran ciudad. Al final este proyecto lleva a la confusión de las lenguas; desde este momento tenemos que aprender a conocer nuestra propia humanidad por medio de la escucha paciente del otro que es un extranjero para nosotros. Por medio de la efusión del Espíritu en Pentecostés se hace posible de un modo nuevo la comprensión por encima de las diferencias gracias al poder de la resurrección de Cristo. Ahora se nos invita a compartir el don de hablar y de escuchar orientados hacia el Señor y hacia la libertad. Estamos llamados a caminar en el Espíritu.
La experiencia de los discípulos en el camino de Emaús es una conversación que tiene lugar en el contexto de un viaje que hacen juntos, pero también de una pérdida y de una esperanza defraudada. Como Iglesias que vivimos con diferentes niveles de desunión y como sociedades divididas por prejuicios y miedo al otro, nos podemos reconocer en ello. Pero he aquí que Jesús elige unirse a la conversación precisamente en este momento – no presumiendo del rol superior de maestro, sino caminando al lado de sus discípulos. Su deseo de tomar parte en nuestra conversación y nuestra respuesta de querer que se quede y que hable más con nosotros es lo que permite un encuentro real con el Señor Resucitado.
Todos los cristianos saben lo que significa este encuentro con Jesús, y el poder de su palabra que ‘arde en nuestro corazón’; esta experiencia de resurrección nos llama a una unidad más profunda en Cristo. La conversación constante entre nosotros y con Jesús –también en nuestra misma desorientación – nos mantiene caminando juntos hacia la unidad.
Oración
Jesucristo, confesamos con alegría nuestra identidad común en Ti y te damos gracias por invitarnos a un diálogo de amor contigo. Abre nuestros corazones para que podamos compartir más plenamente tu oración al Padre de que seamos uno, y para que, mientras viajamos juntos, podamos unirnos cada vez más unos a otros. Danos la valentía para que podamos dar testimonio juntos de la verdad y que nuestras conversaciones puedan abrazar a los que perpetúan la desunión. Manda tu Espíritu que nos dé fuerza para combatir las situaciones en las que falta dignidad y compasión en nuestras sociedades, nuestras naciones y en el mundo.
Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz. Amén.
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- ** Meditación extraída del material que el Consejo Mundial de Iglesias publica para su uso durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. La Traducción del original inglés ha sido realizada por el Secretariado de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española