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Gerson Amat es pastor de la Iglesia Evangélica de la Esperanza, en Valencia (IEE) y coordinador de Taller Teológico.

Nuevo Blog: «Peregrino en una tierra extraña»

Peregrino en una tierra extraña

«Peregrino en una tierra extraña». El por qué de un nombre.

Sencillamente, porque eso es, más o menos, lo que significa mi nombre. En castellano se suele escribir «Gerson». En hebreo suena algo así como Guershom. Era el hijo mayor de Moisés, el personaje de la Biblia (¡y del cine!). Moisés había tenido que salir corriendo de la tierra en la que había nacido, y vivió un tiempo como exiliado político en una tierra que no era la suya, en la que se casó y tuvo hijos. Después se pasó la vida dando tumbos, conduciendo a los hebreos por tierras inhóspitas, en una peregrinación que duró una generación, hasta otra tierra que su Dios les había prometido. Según el relato bíblico, no llegó a entrar en la tierra porque se murió antes. Su hijo Gerson sí que entró, pero como la familia era de la tribu de Leví, no le toco tierras en el reparto. Los levitas estaban dedicados a Dios. Trabajaban en el santuario. Pero los gersonitas no eran ni sacerdotes, ni nada. Sólo hacían las faenas de transporte y acondicionamiento.

Lo del nombre se lo puso su padre, así, en plan simbólico. Moisés vivió toda la vida como un exiliado, como un «sin patria», y toda su familia con él. Había nacido en una tierra que no era la suya, y le costó toda una vida llegar a su tierra. Al ponerle el nombrecito, Moisés convirtió a su hijo un símbolo viviente. No sólo de la vida de su padre, sino de todos los peregrinos, extranjeros, inmigrantes, exiliados, apátridas… En sentido material y en sentido figurado. Un símbolo de todos los que están en otra tierra «buscándose la vida», y de los que se pasan la vida «buscando otra tierra». No de los que vienen de otro planeta, ni de los que viven en la luna, sino de los que, viviendo en esta tierra, buscan una tierra que no existe todavía. Una tierra que no existe del todo, pero que se está haciendo. Una u-topía en una u-kronía. Una tierra nueva en un tiempo nuevo. Nuevos cielos y nueva tierra. Donde reine la justicia. Y la vida.

Este nombrecito me lo puso a mí mi padre. Era pastor protestante, y se conocía la Biblia bastante bien, así que sabía lo que se hacía cuando me lo puso. El se sentía un «gersonita», que, empujado por el mismo Dios de Moisés, se pasó la vida buscando en esta tierra la la libertad, la justicia y la fraternidad de la otra. Yo me quedé con el nombre y el símbolo. Y he sido también «gersonita». Y lo seguiré siendo hasta que me muera. Vivo en esta tierra (aquí y ahora no hay otra), pero de camino a «otra tierra en otro tiempo», en la que no haya sitio para la muerte, para todo lo que supone muerte.

Por si a alguien le interesa, mi Dios es también el de mi padre: es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob… El mismo Dios de Moisés… Y de Rebeca, y de Ester, y de María, y de Lidia… El Dios de Jesús de Nazaret. Es el Dios de los «gersonitas» de toda clase, sobre todo de los que lo son por vocación. De los que no se conforman con el «esto es lo que hay» y, aunque no sepan exactamente hacia dónde ir, van de camino hacia la otra tierra que saben que existe… Que existirá… Puede que no lo sepáis, pero si sois gersonitas, mi Dios es vuestro Dios…

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Gerson Amat es pastor de la Iglesia Evangélica de la Esperanza, en Valencia (IEE) y coordinador de Taller Teológico.

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